#12 Año nuevo, los mismos temas
El gobierno de Israel finalmente se encamina al presupuesto, y lo más difícil tal vez venga después. El conflicto con Gaza embarra la cancha internamente. Rotundo éxito paralímpico.
En diciembre del año pasado, el gobierno de coalición entre las dos fuerzas mayoritarias cayó por no haber logrado aprobar el presupuesto, a pesar de las prórrogas,las negociaciones y las posiciones intermedias. Gantz quería un presupuesto bianual (para lo que quedaba de 2020 y para 2021), Netanyahu sólo estaba dispuesto a aceptar lo mínimo indispensable para que el gobierno cruce la barrera de la disolución, porque en rigor no le interesaba esto tampoco. Bibi gobernó durante doce años en modo campaña permanente, y sólo el riesgo de no estar en campaña lo descolocaba. Hoy esa situación no es muy diferente: el presupuesto para 2021 y 22 pasó la primera lectura en la Knéset y se encamina a ser aprobado antes de la fecha límite de noviembre. Si el gobierno supera esta prueba de fuego, no habrá elecciones a la vista para el futuro cercano. El piso empezará a temblar en Likud, el partido con más representación parlamentaria… y al que más le cuesta estar lejos del poder.
Nada de esto quiere decir que el liderazgo de Netanyahu corra verdadero riesgo, pero en el juego de las declaraciones públicas ya se le empiezan a animar, algo impensado hace un año.
Hace una semana el primer ministro Naftali Bennett pasó su primer Shabat como mandatario fuera del país. Tenía que reunirse con Biden el jueves en la Casa Blanca y volar de regreso a Israel esa noche, pero el atentado en el aeropuerto de Kabul llevó a la delegación israelí a postergar la reunión. La Casa Blanca apreció el gesto y ello llevó a que el encuentro, finalmente sucedido el viernes, fuera más exitoso de lo planeado. Biden y Bennett conectaron a nivel personal, se reporta, y a nivel de legitimidad internacional, el panorama no podría ser mejor. Un presidente demócrata clásico, con historial de buenas relaciones con Jerusalén, y un primer ministro de derecha, con anhelos de anexión y nulas intenciones de solución de dos Estados, pero con las manos atadas en cualquier sentido. Lo que Biden y Bennett acuerden, sería aceptado y avalado en Estados Unidos, en Israel y en el mundo. El tema, claro, es que no parece haber una intención de llevar a cabo nada. El tema principal de la agenda fue Irán y su inminente acercamiento a un arma nuclear. Biden prometió que eso nunca sucederá y Bennett le llevó la carpeta con las ideas concretas.
Desde la elección como presidente del clérigo ultraconservador Ebrahim Raisi, Irán detuvo las negociaciones para el regreso al acuerdo nuclear de 2015 en Viena. Aludieron que se debía esperar a que asuma y entre en funciones reales el nuevo gobierno. Ahora que Raisi tiene puesta la banda y todo su gabinete aprobado (entre ellos, dos acusados por el atentado a la AMIA con pedidos de captura internacional) se terminó la excusa para prolongar los tiempos. Todo indica que Irán no tiene mucha intención de negociar, sobre todo porque después del fracaso estrepitoso de Afganistán, levantar sanciones va a tener un costo político mucho más caro para Biden. Si Teherán fuese más proactivo en esta negociación no habría excusas, pero ahora la Casa Blanca no parece tener margen para ofrecer nada a cuenta.
Ningún primer ministro israelí viaja en Shabat, por si las dudas. Menos aún Bennett, el primer mandatario en usar kipá y cuidar el descanso semanal. Mientras su equipo improvisaba un fin de semana obligado en Washington, el primer ministro autorizaba al ministro de Defensa Gantz a visitar en Ramallah a Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina. La reunión sin fotos se limitó a coordinación de seguridad y promesas de dinero. Biden está de acuerdo con empoderar a la Autoridad Palestina, jaqueada por protestas opositoras y por la presión de Hamás, desde las marchas en la valla de seguridad de Gaza hasta los movimientos internos en la Margen Occidental. Así las cosas, Bennett se desmarcó días después de la reunión Gantz-Abbas. “No tengo planes de reunirme con él, llevó a Israel a la Corte Penal Internacional”.
Más allá de cualquier cacareo, de uno u otro lado, todos empujan para el mismo lado. El nuevo departamento de Estado planeaba reabrir el consulado para los palestinos en Jerusalén, pero ni la Autoridad Palestina presiona por ello. Mejor dejar así las cosas y evitar colaborar con un regreso de Netanyahu.
Una vez que (si es que) se apruebe el presupuesto, y el gobierno de la heterodoxa coalición del cambio tenga un segundo aire, los frentes se van a volver a abrir. Tal vez ahí vengan los verdaderos desafíos.
LO PEOR DE LA POLÍTICA
Es inminente el inicio de la distribución de ayuda qatarí a familias necesitadas en Gaza. Como era de esperarse, varias idas y vueltas, pero finalmente todas las partes acordaron que los 100 dólares por mes por familia serán distribuidos a través de una tarjeta de débito administrada por la ONU (que cobra la mitad de la comisión que presupuestó la Autoridad Palestina) y al menos una parte de los benefactores serán filtrados por el Servicio General de Seguridad israelí. En teoría se esquiva a Hamás en el flujo, pero va a ser difícil controlarlo y asegurarlo del todo. Sumado a que se extendió la zona de pesca a su máximo desde que Hamás gobierna Gaza, y se autorizaron el ingreso de materiales de construcción, entre otras cosas, parecería haberse llegado a un equilibrio, pero las apariencias engañan. Fuentes de alto nivel de uno y otro lado dejaron saber por lo bajo, y no tanto, que desde ambos frentes se disponen a una nueva ronda de enfrentamientos.
Israel intenta contener esto apostando fuerzas sobre la valla de seguridad, en la cual a diario se están organizando protestas, a veces más pacíficas, a veces más violentas. Esto depende de la voluntad y el control que ejerza Hamás sobre grupos que no están directamente bajo su órbita pero que no pueden operar de ningún modo sin su visto bueno.
Hace dos semanas, en uno de estos eventos, fue herido críticamente el gendarme Barel Shmueli, quien falleció diez días después. Su muerte se politizó, o más bien, partidizó, de una manera desagradable. En KAN en Español hicimos un racconto y análisis del tema. Recomiendo prestar atención a todo lo que cuenta mi compañera Roxana Levinson en este segmento:
https://omny.fm/shows/kan-en-espanol/la-politizaci-n-de-la-muerte-de-un-soldado
BREVES DEL VECINDARIO
A finales de julio, el presidente tunecino Kais Saied disolvió el parlamento y el gobierno por un mes, asumiendo él mismo las funciones ejecutivas. Luego prorrogó la medida sin fecha de vencimiento. En las calles al principio la iniciativa fue celebrada con una especie de “Que se vayan todos” pero tras la extensión, no permitida en la constitución, el clima se complica. Saied todavía no dio un mínimo indicio de cómo piensa volver al estado de derecho y la ya de por sí golpeada Túnez sumó a su crisis política, económica y sanitaria una nueva capa, con falta de representatividad y el triste mote de “El próximo Líbano”.
Ya hemos mencionado en reiteradas ocasiones la situación trágica en la tierra del cedro. Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, prometió buques iraníes con combustible para las plantas de energía y para motores. Al escribir estas líneas dos de esas naves estaban cruzando el canal de Suez. Nasrallah dijo que, según lo que a él le concierne, deben ser consideradas territorio libanés desde que zarpen de Irán hasta que lleguen a Líbano. La declaración no causó mucha gracia a la clase política libanesa, no sólo por mostrar un cierto gesto de dependencia hacia Irán, sino también por someterse a la posibilidad de sanciones económicas por comerciar con Teherán. Lo único que le falta a Líbano, que de todas maneras también podría ser plausible de sanciones por el nuevo acuerdo por gas que acaba de arreglar con Siria. El hambre y las ganas de comer.
Egipto derrumbó un túnel clandestino, usado para contrabando, en su frontera con Gaza. No es la primera vez, pero lo que llama la atención es la muerte de tres palestinos porque los soldados egipcios echaron gas venenoso para asegurarse no sabemos bien de qué. Ah pero Israel.
Argelia decidió romper relaciones con Marruecos, usando de excusa la normalización de relaciones de Rabat con Jerusalén. La relación es difícil desde hace rato por el conflicto del Sahara Occidental. Desde 1994, no hay un solo paso fronterizo en los 1400 kilómetros de borde compartidos.
Por primera vez en Israel, un equipo del Centro Médico Soroka logró con éxito separar a dos hermanas siamesas unidas por la cabeza. La operación duró doce horas y costó dos millones y medio de dólares. Todo indica que las hermanas podrán tener una vida absolutamente normal de aquí en más. Casi cien personas estuvieron involucradas en el procedimiento, que llegó a tener dos quirófanos distintos trabajando en paralelo.
Nueve medallas en total y seis de oro para Israel en los paralímpicos, estas últimas todas en natación. Ami Dadaon, Mark Malyar e Iyad Shalabi ganaron dos doradas cada uno. Shalabi es el primer atleta árabe-israelí en ganar medallas. La primera parlamentaria sorda de la Knéset, Shirly Pinto, lo felicitó por videollamada. La alegría de ambos no tiene desperdicio:
SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ 🍎 🍯
Al atardecer de hoy inicia un nuevo mes y un nuevo año en el calendario hebreo. El año, 5782. El mes, Tishrei, el séptimo del calendario. Sí, el año empieza por el séptimo mes porque los judíos empezamos el año cuando se nos da la gana.
Desde hace ocho años, comparto metódicamente esta versión de Get Lucky, que ya parece haber dejado de estar de moda. Les juro que explotaba en 5774.
Qué tengan un año bueno y dulce,
Diego