Como en todo el mundo, desde que arrancó este temita hace un año, persona que aterriza en el aeropuerto Ben Gurion, persona que va a aislamiento quince días. Recién ahora quienes tengan certificado de vacunación seguirán con sus cosas sin más.
Pero en el mundo normal que llegamos a conocer antes, migrar a Israel, (hacer aliá) tenía un componente burocrático-onírico justo después de pisar suelo israelí. Todo era explicado en una charla en las oficinas de la Agencia Judía para Israel, con fotos y hasta un manual.
Al pie de la manga te espera el Sr Nahum (foto del Sr Nahum, más joven, en el manual) con un cartel “Welcome Olim”. Cuando todos los de ese avión que llegan bajo ese estatus lo encuentran, los llevan a una oficina donde de inmediato arrancás trámites. DNI transitorio y libreta de inmigrante, hechas a mano con las fotos 4x4 que trajiste desde tu país de origen y que por supuesto llevaste en el equipaje de mano. Un sobre con ₪ 1.200 en efectivo para moverte. Un papel para presentar en el banco, cuando abras tu cuenta, para que te depositen el resto de la ayuda financiera. Elegir la mutual de salud. Que te acompañen a un transporte ya pago para que te deje en tu destino.
Lo hacen decenas, sino cientos, de veces por día, así que todo está muy bien organizado. En la oficina hay café, té, galletitas y hasta sándwiches. Me dio vergüenza entrarle al sánguche que creo que tenía atún pero no pude evitar hacerme un café. Veníamos tres olim argentinos en ese vuelo de Iberia, los tres con destino al mismo centro de absorción de Jerusalén para estudiar hebreo durante un semestre. Yael, Yoel y yo. Técnicamente nos conocimos junto al Sr Nahum, aunque a Yoel recuerdo haberlo visto en la escala de Madrid y pensar “mirá la cara de judío argentino, clarísimo”. Hoy es uno de mis mejores amigos de la vida, y compartiremos por siempre, entre tantas otras aventuras, haber llegado al país en el mismo vuelo.

Cuando estaban terminando de ingresar mis datos al sistema, tiré la pregunta que me carcomía. “¿Puedo votar el 2 de marzo?”. Parece que no lo preguntaban demasiado, porque se me cagaron de risa. Era 14 de enero y el padrón había cerrado una semana antes. El funcionario de migración no sabía la fecha exacta, me respondió que creía que no por ese tema… y a los dos se nos ocurrió el mismo chiste al mismo tiempo “bueno, sino en seis meses…”. Risas.
Luego del 2 de marzo, tras meses de tira y afloje, Netanyahu y Gantz armaron un gobierno de unión nacional que no unió nada pero logró llegar hasta fin de año, momento en que la falta de presupuesto disolvió el parlamento y disparó estas elecciones, las cuartas en dos años. No fueron seis meses sino un año y 21 días, pero el chiste siguió siendo bastante preciso.
Este martes será feriado, habrá transporte gratis y me tocará votar, por primera vez, en Jerusalén, porque no cambié la dirección a tiempo. Aprovecharé para hacer cobertura con móvil en vivo para KAN, a las 14 de Israel, 9 am de Argentina.
A las 21:50 de Israel, 16:50 de Argentina, KAN en Español tendrá además un Facebook Live donde daremos los primeros resultados, antes que nadie. Va el flyer con el chivo:
Como este newsletter será recibido cuando ya no se pueda publicar encuestas, no vamos a hacer mayor análisis de los últimos días, y lo reservamos para otros dos momentos. El próximo newsletter, en el cual veremos dónde estamos parados y cómo se encaminan los esfuerzos por formar gobierno, y este miércoles, a las 20:00 de Israel y 15:00 de Argentina, en un Zoom organizado por Orientemedio.news al cual pueden acceder desde la invitación hecha aquí.
Lo que sí tenemos mientras tanto es la voz de los candidatos. En KAN en Español entrevistamos a referentes de todos los espacios, y pueden escuchar esas entrevistas aquí.
🍔🥓 EL NOMBRE NO HACE A LA PANCETA
Igual que en el resto del mundo, la industria gastronómica fue una de las más golpeadas en Israel, no sólo por el año entero sin turismo, puntal básico de toda la economía, sino también porque recién este mes los comercios volvieron a recibir comensales. Desde que arrancó el primer cierre, hace justo un año, sólo entre julio y septiembre hubo puertas abiertas en restaurantes y bares, el resto del tiempo sólo tuvieron permitido deliveries y take away.
Por todo ello es difícil aún predecir las próximas tendencias de la gastronomía local, el mapa de los sobrevivientes todavía se está reconfigurando. Pero yendo a un análisis retroactivo, podemos destacar una tendencia global que tuvo buen eco en Israel y que parece llegar para quedarse: las hamburgueserías que intentan desmonopolizar a las cadenas de comida rápida, ofreciendo un producto más sofisticado (y caro).
Igual que en la política, la gastronomía en Israel se mide por varios ejes y no alcanza un solo plano para definirlo. Carnívoro, vegetariano o vegano, casher o no casher, si es casher a qué nivel y qué certificados tiene, y si no los tiene, si es deliberadamente no casher (ofrece cerdo o mariscos por ejemplo) o bien le da al cliente la posibilidad de transgredir o no, sin considerar los sellos.
La tecnología y el rebusque han hecho maravillas para quienes buscan respetar las leyes del kashrut pero no privarse de nada. Desde hace unos años, es un secreto a voces Crave, una hamburguesería de Jerusalén, cerca del mercado Mahané Yehuda, que asegura brindar la mejor experiencia de una hamburguesa estilo norteamericano, con de todo, sin salirse de las reglas rabínicas.
Aquí les hablo desde la experiencia. La carne está muy bien, sin ser la mejor que he probado, no es humillada por ninguna otra. El queso, artificial, no lácteo, no se destaca pero acompaña y presta a quienes nunca lo probaron la ilusión de estar mezclando al becerro con la leche de su madre. Pero la verdadera vedette de Crave es la panceta de cordero. Viví muchas vidas, jugué en todas las canchas, y puedo asegurar que es la mejor panceta que comí. No sólo porque la falta de trasgresión y grasa anulan la culpa, sino porque claramente realza los demás sabores, tiene el punto justo de crocantez sin molestar, y tiene un sabor propio sublime.
Pues bien, al rabinato lo que no le gusta del bacon de la hamburguesa de Crave no es que sea de cordero, o que sea curado durante una semana y ahumado varias horas antes de ser arrojado en la plancha. Lo que les molesta es el nombre.
A pesar de que para toda definición bacon y panceta hacen referencia al proceso y no al corte de carne, los dueños de Crave y el rabinato de Jerusalén se tiraron con el diccionario, con la Wikipedia y con manuales de distintos rabinatos ortodoxos del mundo y aun así no hubo caso.
“Si querés venderlo, no alcanza con llamarlo ‘lamb bacon’. En restaurantes vegetariano se le dice ‘facon’ (feicon) así que para seguir recibiendo nuestro sello, no puede ser bacon”.
Bacon o facon, sigue siendo una de las mejores razones que tengo para ir a Jerusalén cada tanto. Además de ir a votar.
🎥 SOBRE LOS ULTRA ORTODOXOS
Si bien han aparecido estadísticas recientes que desmienten ese preconcepto de que todos los ultra ortodoxos no trabajan, que viven de subsidios y otras colecciones de frases armadas muy similares a las que se hacen en otros países con otros colectivos, es muy claro y preciso este video de los muchachos de VisualPolitik para explicar en español la cuestión jaredí. ¿Quiénes son? ¿Cuántos son? ¿Por qué parece que tienen vía libre para hacer lo que quieran? ¿Qué peso tienen en el armado del gobierno? Recomiendo estos minutos para tener algunas de las respuestas.
🎧 UNA PIZCA DE ZATAAR
Como casi todo en esta entrega, salvo la panceta, tuvo sabor a guefilte fish, nos despedimos con picante. A-WA, las hermanas Tair, Lirón, y Tagel Jaím son israelíes, de origen judío yemenita, y sin ser ajenas a los sonidos actuales preservan la tradición musical de esta comunidad. tal vez la más pura del Medio Oriente. Suele decirse que la pronunciación del hebreo yemenita es la más similar a la de hace dos mil años atrás. Cantan en hebreo, en árabe y en el dialecto judeo-yemenita, una combinación de los dos anteriores, con más influencia del árabe. Así está cantado su gran éxito Jabib Galbí, Amor de mi corazón.